La Universidad Nacional de Tucumán realizó un monitoreo para recabar datos en base a determinar cuáles serían las factibilidades -desde lo ambiental y lo normativo- para llevar adelante un proyecto como el de la Ciudad Universitaria.

Ese informe técnico fue presentado el martes en el Consejo Superior de la UNT. Álvaro Bravo, que es magister y coordinador del Observatorio Ambiental de la Universidad Nacional de Tucumán, detalla para LA GACETA cómo surge esta iniciativa para avanzar en los estudios ambientales y qué es lo que han determinado.

La Ciudad Universitaria es inviable desde el aspecto ambiental

“El rector Sergio Pagani nos encargó que hagamos una mirada ambiental de lo que podría ser el proyecto Ciudad Universitaria en el contexto actual. Organicé un equipo de trabajo interdisciplinario para que abordemos, desde las distintas miradas, cuál sería el rol que estaría cumpliendo hoy la universidad y, en el contexto actual, cómo se vería esa idea. Debemos decir que no hay una propuesta final definitiva, no tenemos ni siquiera una memoria descriptiva de ese proyecto, sino que hay algunas algunos bosquejos y algunas ideas incluso sacadas de revistas de arquitectura de la época”, aclara.

- ¿Qué enfocó el abordaje realizado?

- Nosotros no hemos pensado que sea solamente la mirada ambiental, sino que también tenemos que tener una mirada institucional y jurídica. Y la mejor forma que encontramos de abordarlo fue hacer una mirada con la línea de tiempo, qué es lo que pasaba en ese momento con esas circunstancias, con esas condiciones y qué es lo que tenemos ahora.

- ¿Cómo definirían al proyecto original?

- En su momento el proyecto aparecía como muy ambicioso, muy interesante, atractivo y con fondos y recursos y una política definida para hacerlo. Se tomaron como modelos universidades de los campus de Estados Unidos y un grupo de arquitectos brillantes en ese momento han salido incluso a conocer distintos campus en el mundo para venir con esa nueva idea acá. Se evaluaron distintos espacios para hacer la ciudad universitaria y entre siete espacios como San Pablo, el sur de San Pablo, el área del Manantial, la propia y actual Quinta Agronómica, el ex ingenio de San José... O sea, hubo distintas miradas para ver dónde podría ser, analizándose las factibilidades de lo mejor del recurso acuífero o de cómo podría ser climáticamente. Y finalmente decantó por San Javier.

- Era un lugar bastante complicado, si se piensa que había que generar condiciones para acceso, como el funicular y la provisión de servicios básicos.

- Es como que ha habido muchas ideas, pero en lo concreto yo creo que hay que ubicarse, contextualizarse en esa época. En ese momento no se contaba con tanta tecnología ni conocimientos para hacer los estudios de base y tener un buen diagnóstico ambiental, porque tampoco la variable ambiental se utilizaba en ese momento. Entonces no se estudiaba, por ejemplo, en profundidad la problemática geológica, la climática, la de la biodiversidad. Además en ese momento se pensaba en 20.000 alumnos, 30.000 personas. Hoy la universidad tiene 80.000 personas. Imagínense lo que sería una ciudad y un desarrollo urbanístico en el área cumbral de San Javier y qué hubiera pasado. Por un lado, uno se lo imagina magnífico y, por otro lado, probablemente todas esas condiciones ecosistémicas que hoy nos está brindando el parque Sierra de San Javier, no serían las mismas y estaría totalmente impactado, como podríamos decir que están pasando en algunas otras áreas de alto valor ambiental, como podía ser Tafí del Valle, por decir un ejemplo.

- En base a este estudio en el que ustedes han trabajado, como conclusión, ¿hoy sería posible hacer algo del tamaño de lo proyectado?

- El equipo interdisciplinario ha estado conformado por el doctor Alfredo Grau, la arquitecta Marta Casares, el ingeniero Claudio Bravo, los geólogos Sergio Georgieff, Elvira Guido y Julio Martensen, el abogado Máximo Castro y la doctora Ana Rivas y todos han aportado una mirada; no solo sobre la cuestión ambiental, sino también ambiental jurídica. Hoy por hoy tenemos la ley de ordenamiento territorial de bosques nativos que está vigente en Tucumán; hay una ley nacional y otra provincial vigente, con una cartografía que nos delimita las zonas, que es la única ley de ordenamiento territorial que tiene Tucumán, que es taxativa respecto de los usos del suelo. Toda el área donde tenemos este proyecto es área categoría uno, que es zona roja. Quiere decir que no se puede modificar en nada el uso del suelo y mucho menos avanzar sobre cualquier especie arbórea o lo que haya allí.

COMPROMISO UNIVERSITARIO. Proteger el parque Sierra de San Javier.

- Son leyes que se sancionaron mucho después de este proyecto original… porque el proyecto de la ciudad universitaria es de 1947 y estas leyes son de 2007. ¿Es así?

- Así es. No podemos desmerecer ese proyecto, porque era realmente muy interesante y atractivo; pero era otro momento, otras características y en donde el ambiente, eso es algo importante, tenía la mirada de esa época. Pensemos que nosotros también, hace no tantos años, creíamos que el ambiente tenía una capacidad infinita para que pudiésemos avanzar sobre él. Hoy somos conscientes de que la calidad del agua y la cantidad de agua son limitadas, que el suelo se degrada, que este tipo de espacios como este parque Sierra de San Javier ofrece un montón de beneficios a toda el área metropolitana de Tucumán y a la región; que nos que nos regula el clima, que nos regula las escorrentías. O sea esa mirada la tenemos hoy clara. En ese momento no se no se abordaban este tipo de temáticas. Entonces es importante comprender esa línea de tiempo de una mirada en un momento y a otra mirada ahora. Y por sobre todo, la redefinición que ha tenido la propia Universidad de todos estos espacios, porque nunca lo abandonó y este activo ambiental que con el que cuenta la Universidad es una maravilla.

- Además es un parque protegido, ¿verdad?

-14.000 hectáreas que son zona protegida. Es un parque que está en las espadas de toda el área metropolitana en Tucumán. Así como uno atraviesa el parque 9 de julio hacia el este, hacia el oeste uno caminando sube a un parque natural.

- ¿Por qué es importante tener hoy este informe, en el contexto en el cual se está volviendo a discutir qué pasa con la ciudad universitaria?

- Lo que nosotros hemos hecho es estudiar este proceso y proponer recomendaciones en el sentido de que habría que hacer una gestión integral del área con todas las jurisdicciones que están interviniendo allí. Porque también está sucediendo la degradación de ese ambiente protegido. Habría que hacer una gobernanza muy articulada y liderada, por supuesto, por la Universidad, porque es la que está llevando adelante, es la propietaria del parque Sierra de San Javier, con todos los conocimientos y todo lo que sabemos de cómo se debiera manejar ese parque. Esa es la propuesta nuestra.

- ¿Cuáles son los peligros que ven sobre el territorio del parque?

- Mire, en el territorio del parque se está revegetando naturalmente toda el área cumbral por el solo hecho de la no intervención humana y al haber abandonado las actividades agrícolas y ganaderas. Entonces, naturalmente se está reforestando esa zona y volviendo a su estado natural.

- El área cumbral es toda la parte alta.

- Sí. Tenemos la situación de que hay una elevada fragilidad geológica. Todo tucumano que haya subido a la sierra de San Javier conoce que esa ruta está con problemas de hundimiento y tiene derrumbes porque el suelo es frágil. Tiene características que, si yo quiero intervenir, debo hacerlo con mucho cuidado y si vamos a intervenir en ese territorio con la urbanización masiva, ¿como representaría esto? Bueno, estaríamos en contra. Debiéramos conservar ese espacio con todos los valores ecosistémicos que le brinda a toda la región. Ahora, esto es una mirada que la Universidad vino trabajando y fue evolucionando en el tiempo; porque de esa ciudad universitaria que estaba planteada que quedó trunca en el año 55 o 56, cuando cambia el gobierno y aparecen los desfinanciamientos y todo eso. La universidad después cambió su paradigma y dijo: “Bajemos a la llanura y vamos a estructurar en la zona urbana con mayor proximidad y todo lo demás”. Entonces, con ese cambio paradigmático de universidad, el rector Eugenio Flavio Virla genera el campus Herrera; luego se genera el parque Sierra de San Javier en los 70. Estamos hablando hace más de 50 años que estamos ya como parque. El profesor Nicolás Leiva, del Instituto Miguel Lillo, nos generó una normativa espectacular y hay un montón de pautas después que va dictando la universidad en esa dirección; resoluciones que van acompañando esta mirada de la universidad que apunta a la formación, a la investigación, a la docencia, a la educación. Entonces, creo que estaba claro ya lo que venía sucediendo en el ámbito universitario.